En Ciudades Con Encanto sabemos que estos fascinantes lugares, que decoran la faz de la tierra de punta a punta, son capaces de dejar sin aliento hasta al más experimentado viajero, por eso te hemos traído una selección de los 6 bosques más bellos del mundo según National Geographic; rincones donde el paso del hombre todavía parece no haber dejado su marca, en donde la naturaleza reina con pacífica soberanía, y en donde hasta el viajero más cansado encuentra un acogedor remanso en medio de troncos, aves y aguas cristalinas.
Los 6 bosques más bellos del mundo según National Geographic
Parque Nacional de Erawan – Tailandia
El Parque Nacional de Erawan consta de 7 niveles muy marcados con distintos saltos de agua. Pero te niegas a creerte eso, hay muchos otros saltos de agua que no están clasificados como “niveles” y que deberían tener esa etiqueta. El camino está muy marcado y es muy fácil seguir subiendo. Cada siguiente cascada que ves es distinta, o es más alta o el agua es más azul. No puedes esperar a darte un chapuzón en ese agua de colores, pero estás tan emocionado que quieres ver el resto del Parque.
El parque cuenta con varios senderos de diferentes longitudes y grados de dificultad que permiten recorrer diferentes áreas del mismo. Además, cuenta con 5 sistemas de cuevas que también se pueden visitar. La cueva más cercana a la entrada del parque es la de Phartat, pero probablemente una de las más interesantes es la cueva de Ta Duang, que alberga pinturas rupestres en su interior.
Bosque de sequoias gigantes, California
Los árboles más grandes de la Tierra son, sin duda, las Sequoias gigantes (Sequoiadendron giganteum), y sólo crecen en Sierra Nevada, California, Estados Unidos. Son una especie de coníferas que ostentan alturas de entre 50 y 80 metros, y alcanzan una edad de tres mil años. El nombre se cree que proviene del líder cherokee Sequoyah, pero no es seguro.
El ejemplar vivo más grande es el apodado General Sherman, que está en el Giant Forest del Sequoia National Park. Este árbol magnífico tiene 83 metros de altura, 31 metros de circunferencia y una edad aproximada de 2200 años. Así que podríamos decir que es el ser vivo más inmenso del planeta. El naturalista James Wolverton le dio ese nombre en 1879 en honor al general William Tecumseh Sherman, un líder de la Guerra Civil de Estados Unidos, ya que él había peleado bajo su mando.
Bosque de bambú, Sagano, Japón
En la parte oeste de la ciudad de Kioto y muy cerca del río Hozu se halla este bosque de bambú, una de la mayores atracciones turísticas de esta zona de Japón. Se dice que un paseo por este santuario vegetal es como una depuración del alma, algo que no se puede transmitir con palabras ni imágenes.
Un camino iluminado se abre paso entre los imponentes bambús, guiando al viajero por la ruta dentro del bosque. Tener el privilegio de pasear a los pies de estos enormes a la par que esbeltos árboles transporta al visitante a una atmósfera mágica. A unos pocos kilómetros del centro de la ciudad se encuentra este fantástico bosque de bambú que nos transporta a un mundo de sueños. Es una visita obligada para cualquier viajero que visita la ciudad.
Bosque de lavanda, Campiña Inglesa
El bullicio de las calles londinenses parece un sueño lejano cuando uno se sienta bajo la cúpula dorada de Savernake Forest, en el condado de Wiltshire y cerca de la ciudad de Marlborough. Aquí el rey Enrique VIII conoció durante una de sus salidas de caza a Jane Seymur, madre de su único hijo, Eduardo VI.
Este bosque de robles y hayas centenarios –2.600 y 2.400, respectivamente, de entre 400 y 600 años– apenas ha cambiado de aspecto desde aquellos tiempos y sus 1.100 hectáreas son ahora consideradas un lugar de especial interés científico por su excelente conservación. En primavera el suelo queda cubierto por el violeta de los jacintos, mientras que en otoño las hojas caídas forman un manto de tonos ocres.
Parque Nacional de los lagos de Plitvice, Croacia
Visto desde el aire, el Parque Nacional de Plitvice muestra claramente cómo el bosque llega hasta el mismo borde de las cascadas y lagos que lo conforman. Esta invasión vegetal es una agradable evidencia a lo largo del paseo que sube desde la entrada sur hasta la norte o durante el recorrido en barca por el lago Kozjak.
Su peculiaridad reside en la variedad de árboles y colores: el inmutable verde de los pinos y abetos se mezcla en otoño con las hojas de las hayas, primero doradas y luego inflamadas de rojo. Esta riqueza vegetal es un hábitat perfecto para la nutria, el oso pardo, el ciervo rojo y cientos de especies de pájaros. La Unesco declaró el parque Plitvice Patrimonio de la Humanidad en 1979.
La explosión otoñal de Ontario
La animada Toronto es un estupendo punto de partida para sumergirse en los colores otoñales que tiñen los bosques de Ontario. Poco importa adónde se vaya, cualquiera de los parques de esta provincia propone excursiones de distinta duración a través de bosques que parecen sacados directamente de un cuadro: pinceladas de rojos, naranjas y amarillos sobre una base verde se reflejan en mil lagos y ríos. La explosión de color es tal que esta época del año se ha convertido en todo un acontecimiento para los canadienses.